Despedido un trabajador pillado ‘infraganti’ en la playa y de compras mientras imputaba los kilómetros a la empresa
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJCat) acaba de arrojar luz sobre esta problemática, en concreto, sobre cómo controlar a los empleados que gozan de libertad para organizar sus horarios y desplazamientos con un coche de empresa. Y ha concluido que, cuando un subordinado tiene este poder, contratar a un detective para seguirlo no es una medida excesiva, si existen sospechas sólidas de que el empleado está engañando de alguna forma a sus superiores.
En la resolución en cuestión, fechada el pasado 7 de junio, el tribunal catalán ha ratificado con este razonamiento el despido de un jefe de servicio de una empresa de seguridad que se escapaba en horario laboral y, con el coche de la empresa, dedicaba su tiempo a abordar otros quehaceres. La empresa notó una bajada de rendimiento y continúas ausencias del puesto, lo que corroboró con el testimonio de empleados, indicios que llevaron a la dirección a pedir ayuda a un investigador privado.
En su sentencia, el tribunal catalán no ve causa de despido en que el trabajador incumpla con su jornada pues, en casos como este, puede existir lo que el argot del derecho laboral se conoce como una situación de tolerancia empresarial. Es decir, si la dirección no está de acuerdo con los horarios del operario, esta debió primero avisar de su disconformidad, y luego, llegado el caso, sancionar.
Lo que sí justifica el despido, agrega el fallo, es la falsa imputación del kilometraje a desplazamientos que no habían tenido lugar. Los magistrados rechazan que estos apuntes se traten de un mero error o imprecisión a la hora de hacer los partes mensuales, tal como defendía el operario, y dan por hecho que el trabajador actuó de mala fe.
En cuanto a la pertinencia de contratar un detective, la medida no solo era necesaria, sino la única posible, pues al tratarse de una jornada que permite cierto grado de desplazamientos y flexibilidad horaria, y ser un jefe, que precisamente se dedica a la supervisión de otros empleados, seguirlo con un profesional ajeno a la empresa era la única fórmula para esclarecer la decisión.
Por tanto el despido, lejos de vulnerar derechos fundamentales, es procedente a ojos de la Justicia.
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