El afán de justicia de Sheila Wysocki es toda una prueba de perseverancia.
Como cuenta el medio «BBC», Wysocki, traumatizada por la violación y asesinato de su amiga Angela Samota en 1984, puso todo su empeño en reabrir el caso dos décadas más tarde y en encontrar al responsable de su muerte. Sus esfuerzos tuvieron recompensa cuando su insistencia hizo que la policía emprendiera nuevas pesquisas y diera con el culpable. «Angie fue encontrada en su habitación a altas horas de la madrugada, la habían violado y asesinado.
Fue un apuñalamiento muy violento, horrible. Recuerdo gritar porque mi madre vino y cuando colgué el teléfono, a través de mis lágrimas supo lo que había sucedido», explicó Wysocki a «BBC». El dolor causado por la muerte de su amiga le causó varios problemas psicológicos, de los que consiguió recuperarse poco a poco. Desde el principio, la mujer decidió ayudar en la investigación policial, llegando a irse a cenar con el principal sospechoso para intentar conseguir alguna pista o descubrir algo sobre él. Todo fue en vano.
Tuvieron que pasar veinte años para que Wysocki se decidiera a tomar, de nuevo, cartas en el asunto. Fue en 2004, tras abandonar Texas e instalarse junto a su familia en Tennesse, cuando intentó reabrir las pesquisas. Para conseguir su propósito, estudió para convertirse en detective privado y resultar más convincente ante la policía. Finalmente, el caso volvió a investigarse, y en esa ocasión pudo resolverse con éxito: dos pruebas de ADN, que en 1984, por lo incipiente de las técnicas de análisis, no habían dado la información necesaria, volvieron a ser estudiadas.
En esa ocasión, permitieron identificar al responsable del asesinato y violación de su amiga Angela. «Fui al juicio en Dallas para ver hacer justicia a Angie, y ahora él no está en la calle y creo que se está pudriendo en la cárcel con una cadena perpetua, pero eso no cambia nada, ella sigue muerta», lamentó, de todos modos, Wysocki en «BBC». TEMAS